En China, el matrimonio es un asunto directamente ligado a la familia y la tradición. Originariamente, los cónyuges podían no llegar a conocerse hasta el día de su boda, siendo tarea de los jefes de familia la concertación del matrimonio. Actualmente, ya no se aplica la misma costumbre, pero han quedado reminiscencias de la implicación de los familiares, sobre todo los padres, en todas las fases del proceso nupcial.
La boda: representación de la economía familiar
Es la familia política de la novia quien financia el matrimonio y, por lo tanto, quien tiene la decisión final en relación a los vestidos que se van a utilizar en la ceremonia. El objetivo, al igual que en Japón, es representar al máximo el poder económico de la familia, y para ello se suelen escoger modelos exuberantes, especialmente ricos en detalles y elaborados con tejidos de gran calidad.

Desde 1950, fecha en que se publicó la ley sobre el matrimonio, el único trámite legal necesario para casarse es la obtención del certificado de matrimonio en el Registro Civil. Los ritos y celebraciones posteriores que tienen lugar en la gran mayoría de las bodas no tienen validez legal.
Es la familia política de la novia quien financia el matrimonio y, por lo tanto, quien tiene la decisión final en relación a los vestidos.
Tradiciones nupciales
Según la tradición, el día del enlace el novio va acompañado de un grupo de amigos en busca de su prometida a casa de sus padres para llevársela, simbolizando el traspaso de una familia a la otra. Todo esto orquestado por un gran despliegue de medios fotográficos y ligado a una fuerte simbología. Así, aunque hoy en día ya no se mantiene la costumbre de arrodillarse y saludar humildemente a los padres, sí que se mantiene la tradición de servirles té chino como símbolo de respeto.

A posteriori, la pareja asiste a un segundo reportaje fotográfico en una localización normalmente exterior y decorada en la que la novia luce un vestido blanco occidental.
La celebración posterior es totalmente laica. Habitualmente ubicada en un gran hotel, combina costumbres nupciales que han ido evolucionando con el tiempo con tradiciones importadas de occidente.

El novio va acompañado de un grupo de amigos en busca de su prometida a casa de sus padres para llevársela.
Cualidades del vestido
A este evento asisten muchos invitados, habitualmente alrededor de unos 400, cifra que en algunos casos incluso llega a superar las 1.000 personas. En esta segunda parte de la celebración, la novia puede llegar a utilizar hasta tres vestidos, cifra que se suma a los dos que previamente ha utilizado. Es en el hotel donde la novia lucirá el traje más importante: voluminoso y con una cola que acostumbra a tener más de tres metros de largo. Esto hace que, a veces, la novia tenga movimientos limitados.
Un momento importante de esta celebración es el llamado housting, que consiste en brindar con todos y cada uno de los invitados. Para este momento más festivo, la novia escoge otro vestido que acostumbra a llevar un toque de color. Las tonalidades grises, beige, rosa palo y azules son las preferidas. Este vestido será muy elegante y femenino, siempre cubriendo el pecho y sin grandes transparencias. El forro es, por supuesto, un elemento indispensable en estos vestidos.

En el hotel la novia lucirá el traje más importante: voluminoso y con una cola que acostumbra a tener más de tres metros de largo.
Conclusiones
1. La novia luce vestidos exuberantes, ricos en detalles y confeccionados a partir de tejidos lujosos y de primera calidad.
2. La novia puede llegar a lucir hasta cinco vestidos el día de la celebración, el más vistoso lo mostrará en el venue. Para el importante momento del brindis con los invitados, optará por un diseño en tonos gris, beige, rosa palo o azul, principalmente.
* Información compartida por Elena Perrone y Anna Martínez Riba, de The Courtyard Consulting, consultora especializada en en sector bridal en el mercado asiático.